lunes, 17 de agosto de 2009

Las dos preguntas de la vida (Marcos 8:36,37)

Introducción:
A. Hay todo un mundo de diferencia entre existir y vivir. Existir es simplemente tener pulmones que respiran y un corazón que late; vivir es estar vivo en un mundo en el que todo vale la pena, en el que hay paz en el alma, gozo en el corazón, e interés en cada cosa y momento.
B. Jesús nos da aquí la receta para la vida como distinta de la existencia.
C. El que va a lo seguro, ama la vida.

I. ¿QUÉ APROVECHARÁ AL HOMBRE, SI GANARE TODO EL MUNDO, Y PERDIERE SU ALMA?
A. Una persona puede sacrificar su honor por un beneficio. Puede desear cosas materiales y no preocuparse demasiado por cómo las obtiene. El mundo está lleno de tentaciones a una deshonra provechosa.
B. Uno puede que sacrifique los principios por la popularidad. Puede que el hombre comprensivo, complaciente, que sabe ceder, se ahorre muchos problemas. Puede que el que se consagra inflexiblemente a los principios no le caiga bien a nadie.
C. Una persona puede que sacrifique las cosas permanentes y valiosas por otras pasajeras y baratas. Siempre es fácil obtener un éxito barato. Un autor puede que sacrifique lo que podría ser realmente grande por el éxito barato de un momento.
1. Un músico puede que produzca ligerezas mundanales cuando podría estar produciendo algo real y permanente.
2. Un hombre puede que escoja un trabajo que le proporcionará más dinero y comodidades dando la espalda a otro en el que podría prestar más servicios a sus semejantes.
3. Uno puede pasar la vida ocupándose de cosas pequeñas y pasando por alto las grandes.
4. Una mujer puede que prefiera una vida de placer y de eso que se considera libertad a cambio del servicio de su hogar y la educación de su familia.
D. Podemos resumirlo todo diciendo que una persona puede sacrificar la eternidad por el momento. Nos salvaríamos de toda clase de equivocaciones si miráramos siempre las cosas a la luz de la eternidad.
1. Muchas cosas son agradables por un momento, pero más tarde traen la ruina. La prueba de la eternidad, la prueba de tratar de ver las cosas como Dios las ve, es la prueba más real de todas.
2. La persona que ve las cosas como Dios las ve, nunca empleará la vida en las cosas que pierden el alma.
E. Entonces Jesús hace una advertencia: «Supongamos que uno va a lo seguro; supongamos que se gana todo el mundo; supongamos también que la vida no vale la pena... ¿Qué puede hacer para recuperar la vida?
F. El mundo representa aquí las cosas materiales que son opuestas á Dios; y de todas ellas se pueden decir tres cosas.
1. Uno no se las puede llevar consigo al final; no puede llevarse nada más que a sí mismo; y, si se ha degradado a sí mismo para conseguirlas, más amargo será su pesar.
2. No le pueden ayudar a uno en las circunstancias aciagas de la vida. Las cosas materiales no pueden sanar un corazón quebrantado ni alegrar a un alma -solitaria.
3. Si resultara que una persona hubiera ganado sus posesiones materiales de una manera deshonrosa, llegará el día cuando hable la conciencia, y experimentará el infierno a este lado de la tumba.
4. El mundo está lleno de voces que advierten que es un loco el que vende la vida real por cosas materiales.

¿QUÉ RECOMPENSA DARÁ EL HOMBRE POR SU ALMA?
Por último, Jesús pregunta: "¿Qué puede dar un hombre a cambio de su alma?»
Quiere decir que no hay dinero en el mundo para comprar un amigo fiel o un alma disciplinada; que son cosas que no tienen precio.
Así es que este dicho final de Jesús puede querer decir dos cosas.
1. Puede querer decir: Una vez que una persona ha perdido la vida real por su deseo de cosas materiales y de seguridad, no hay precio que pueda pagar para recuperarla. Se ha producido un perjuicio que no podrá borrar jamás.
2. Puede querer decir: Una persona se debe a sí misma y todo lo demás a Jesucristo; y no hay nada que Le pueda dar a Cristo a cambio de su vida.
a) Es muy posible que trate de darle a Cristo su dinero para quedarse con su vida. Y aún más posible que Le dé a Cristo un tributo de labios para fuera y siga reteniendo su vida.
b) Muchas personas contribuyen económicamente al mantenimiento de la iglesia, pero no asisten.
c) Está claro que eso no satisface las demandas de la membrecía. Lo único que podemos darle a la Iglesia esa nosotros mismos; y la única donación que podemos hacerle a Cristo es toda nuestra vida. No hay ningún sustituto. Ninguna otra cosa valdrá.

conclusión: ¿De que manera esta aprovechando su vida?

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